La gran fortaleza de Cartagena

Justo saliendo del casco antiguo de Cartagena se encuentra una imponente visión: el Castillo San Felipe de Barajas. Su construcción tuvo lugar poco después de la fundación de Cartagena, momento en el que la nueva ciudad portuaria colonial, en la que se escondían grandes cantidades de oro y de plata, debía ser protegida de los ataques de piratas y corsarios. A lo largo de los siglos, no pareció ser ningún lujo innecesario.

Almirante Blas de LezoAlmirante Blas de Lezo

Una fantástica derrota

Junto a la entrada de la fortaleza se encuentra la estatua del almirante Blas de Lezo. En el año 1741, a pesar de una disparatada cantidad de deficiencias (la falta de un ojo, una pierna, una mano y la práctica ausencia de armas), supo poner resistencia a una masiva invasión inglesa. Los ingleses se presentaron con 23 mil hombres, repartidos en más de 186 buques con un número compartido de 2000 cañones a su disposición. Los españoles tuvieron que luchar con 3000 hombres y 6 buques. Cara a cara con el extremadamente tenaz Blas de Lezo y su monstruosa fortaleza, la marina inglesa vivió una de las mayores derrotas de su historia. Se conservaron todas las riquezas de Cartagena.

La fortaleza en toda su extensiónLa fortaleza en toda su extensión

Subir o descansar tranquilamente

Desde la cumbre de la fortaleza se puede ver el centro de Cartagena, un impresionante laberinto de cúpulas de iglesia, palmeras, buganvillas y tejas rojas, perfectamente unidas a través de un largo muro de defensa. Con las altas temperaturas que se alcanzan al mediodía, la subida hasta la cima es un esfuerzo considerable. Una buena alternativa es pasar un rato en la piscina de la azotea del Hotel San Lázaro Art Lifestyle, el único hotel justo al lado de la fortaleza. Desde ahí podrá contemplar la gran extensión del castillo mientras disfruta de un agradable refresco.

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